La Centenera.
La más clásica y tradicional modalidad de caza en España es denominada Montería. En este tipo de caza mayor se abaten venados, muflones, gamos y jabalís. El origen de esta práctica tiene lugar en la edad media en territorios como Alemania, Austria, España, Francia y Portugal siendo esta una actividad de esparcimiento así como un deporte y un acontecimiento social. Actualmente la cacería en España está regulada y se practica únicamente en cotos privados de caza, es decir en largas extensiones de tierra a lo largo del territorio español cuya fauna y flora son supervisadas y preservadas por los propietarios. El fin de semana anterior tuve la suerte de ser invitado por una gran amiga a la Montería que su familia celebra cada año en su finca en Andalucía. Esta por demás decir que la experiencia ha sido excepcional. Es la primera vez que acudo a una eventualidad como esta y considero que fue una gran oportunidad de conocer una práctica tan antigua que se nota en todos y cada uno de los detalles de la celebración. Comenzamos el día yendo hacia la casa familiar, una construcción típica andaluza de techos de teja, guardapolvos y molduras en amarillo y muros blancos, colores que remembran el centro de Sevilla. Partimos muy de mañana para no perdernos el desayuno de cazadores en la carpa que se monto paralela a la casa para acoger a los invitados que con mucho gusto saboreamos un plato propio de la región: migas con chorizo. Un plato muy andaluz, y de muchas calorías para aguantar en el puesto durante varias horas donde esperábamos abatir algún ‘bicho’, como se refieren todos a los animales que se cazan. Para acompañar el desayuno y tratar de quitarnos el frio nos ofrecían vino tinto, anís dulce, pacharán y por supuesto café. Después del sorteo de puestos y saludar a todos los convidados a la comilona tomamos las camionetas para dirigirnos a los puestos al que cada cazador trae consigo sus perros, rifles y herramientas para hacer lo propio.
Esta tradición tan clásica en España se disfruta con todo el protocolo de los anfitriones y asistentes que merece ser apreciada en todo momento y sine qua non seria lo que es y ha sido toda la vida. La experiencia en el puesto fue también estupenda. Después de haber soltado las rehalas (perros de caza que asustan a los ‘bichos’ para que se muevan), cuando nuestro amigo el cazador (solo un tirador por puesto) dio el primer disparo, mi amigo y yo, que lo acompañábamos dimos un salto de susto por el estruendo que causo el tiro. Cuando el tiempo de cazar llego a su fin nos quedamos sin matar ningún animal, mejor así, porque tuvimos suerte de ver un gamo, un ciervo y dos ciervas preciosas que hubiera sido difícil ver caer. Para cerrar este día lleno cultura, glamour, deporte y de nuevas experiencias nos dirigimos una vez más a la carpa para felicitar a todos los que consiguieron trofeos y disfrutar de una buena comida: tapas de paella, croquetas, embutidos y demás especialidades españolas; un estofado de ternera acompañado de patatas; y postres variados. Todo esto acompañado por vino de la Rioja, cervezas y café, y para rematar un digestivo exquisito antes de culminar la tarde con copas al más puro estilo español. Pasamos a ver todos los animales que fueron cazados para dar la enhorabuena a los afortunados cazadores y comentar un poco el día. Ha sido una experiencia muy grata haber compartido este fin de semana con la gente que asistió. Hemos tenido un tiempo excelente y en lo personal aprendí más de esta cultura milenaria, la cultura española y por supuesto de la Montería en España. Muchas Gracias.