‘Pongamos que hablo de Madrid’

Ahora, después de haber vivido más de un año en la Villa del oso y el madroño, comparto los momentos y lugares que hicieron mon sejour madrileño el mejor. No cabe duda que como rezan los españoles ‘aquí se vive de maravilla’. Sobre todo se vive, en todo lo alto y ancho de la palabra. No hay más.Image

Un paseo.

La concentración de imponentes y detallados edificios madrileños de vanguardia rodean a la Cibeles haciendo de este paseo uno de los más bonitos de Madrid. Una de las calles que convergen en la fuente más famosa entre la peña futbolística, inmediatamente al norte de la Diosa tirada por los leones es el Paseo de Recoletos. Esta franja de la característica Avenida de la Castellana es la mejor forma de rematar con el paseo vanguardista madrileño. El gran corredor de Recoletos es simplemente estupendo. Romántico, acogedor, señorial y autentico; al Paseo lo engalanan sus enormes arboles, sus elegantes baldosas, los acordes del piano del Café Gijón, el kiosco art-nouveau de La Terraza y la variopinta concurrencia que recorre su cauce.

Una calle.

Almirante. Las calles más bonitas son las de este barrio coloquialmente apodado de Alonso Martinez. Estrechas, arboladas, actuales y soleadas se presentan entre otras, Piamonte y Conde de Xiquena. Vivas y apacibles son sus aceras y la calle del Almirante de día es una y de noche una otra. Entre los bajos de los elegantes edificios restaurantes y tiendas camuflan un bar mítico de la noche madrileña: el Toni 2. La discreción diurna de este barrio envuelve un misticismo que hay que vivir para apreciarla, si las farolas de esta calle hablaran… Entre las historias de las direcciones de esta afamada vía madrileña figuran nombres de grandes creativos como Jesús del Pozo (diseñador) y Alberto Campo Baeza (arquitecto).

Un restaurante.

Murillo Café. Aunque podría ser la embajada de Venezuela en Madrid por excelencia, ese aire tan español moderno me impide presentarlo así. En sus mesas se sienta la crema y nata de la sociedad madrileña para disfrutar de la exquisita comida en su acogedor ambiente característico del Bistró del Prado. Calidad y buen gusto se funden en todos los detalles del restaurante y el resultado es excepcional. Calle de Ruiz de Alarcón, 27  28014 Madrid.

Una tienda.

Diana Viaji. Este gran establecimiento rinde culto a una de las tradiciones arraigadas en España: la caza. La tienda propone la caza, además de una tradición milenaria, como un estilo de vida y en ella se pueden apreciar un sinfín de objetos que aluden al tema. Además de encontrar en este lugar todo tipo de artículos necesarios para practicar este deporte, dispone también de obras de arte (pintura y escultura) y piezas de decoración alusivos a la caza mayor y menor. El elegante recinto posee una variedad de trofeos que decoran los espacios perfectamente organizados y hacen que la experiencia sea completa. Juan Bravo, 42 28006 Madrid.

Un barrio.

La Latina. El antiquísimo Madrid de los Austrias es un punto de referencia para turistas y locales que visitan el barrio por su extensa oferta gastronómica y el ambiente (siempre animado) de su gente. Tanto de día como de noche en este vivaz vecindario se puede encontrar gente paseando. Los domingos es el día de más movimiento, pues además del mítico rastro dominical de La Latina es la tarde del último día de la semana en el que se antoja un plan informal y divertido como tomar unas cañas por estos lares.

Una tapa.

Pollo empanizado con ensalada de rúcula a la mostaza antigua. Uno de los últimos descubrimientos del barrio más elegante de la ciudad: Morao. La simpática terraza sobre la acera de la calle Velázquez fascina a vecinos y visitantes con sus sillas parisinas de color que no podía ser otro, morao. Entre las tapas ‘de toda la vida’ se pueden encontrar algunas novedosas como la citada anteriormente, todas buenísimas. Calle Velázquez, 40

28001 Madrid.

Un bar.

El Toni2. El mítico bar escondido de día bajo las copas de los arboles de la calle del Almirante se convierte, al salir la luna llena, en una cápsula del tiempo. Los años no pasan por el mejor bar de todo Madrid (ni por sus habituales) y el enorme piano de cola es el punto de reunión para trasnochados y aficionados al canto. Eso sí, todos con copa en mano y la mejor actitud de pasarlo ‘pipa re-pipa’. La sala de mis abuelos (sus amigos incluidos) es la mejor referencia para este surreal y fantástico ámbito madrileño en el que se canta tanto a Joaquín Sabina como a Frank Sinatra. Toca la que te salga de los cojones, Toni. Calle del Almirante 9, 28004 Madrid.

Una bebida.

Como bien retrata Sabina a su Madrid en sus letras, Madrid es ‘el mar dentro de un vaso de ginebra’ y a las Gin-tonic en punto la cita es en el Ten con ten. La gran barra y los expertos barman reciben a lo más selecto de la alcurnia para preparar uno (o varios) de los gin tonic’s de la larga y variada carta que poseen (ginebras inglesas, españolas, americanas, etc). El ambiente es siempre animado y los convidados a la enorme barra degustan el delicioso aperitivo siempre sonrientes. Al final del día: ‘Todo en la vida es un ten con ten’. Calle de Ayala 6, 28001 Madrid.

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