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MI CASA ES TU CASA #54: Jesús Morelos

Jesús Morelos expresa su creatividad a través de flores y follajes que combina magistralmente para crear composiciones vistosas y contundentes. Emprendedor y visionario, de su imagen y semejanza creó una marca llamada La Distribuidora Floristas donde otros colegas suyos dan vuelo a su imaginación y producen sus propias creaciones. Simpático y dicharachero, tiene un ojo que descubre la belleza donde muchos no son capaces de percibirla y se dedica a florear cada lugar en donde se hace presente, no solo con sus creaciones florares sino con su característica sonrisa y su cálida presencia.

REVELACIONES AL VUELO

¿Cuál ha sido tu mayor logro hasta ahora? Mi mayor logro hasta hoy podría decir que es la comunidad que se ha ido creando detrás de mi curso online Floreando con Jesumo, ahorita son 893 personas que se fueron uniendo a este curso durante el año pasado y el plan es que siga creciendo

¿Si te sacaras la lotería qué harías con el premio? Híjole, el premio mayor… Sí me jubilaba… Me encanta mi trabajo, pero creo que sí dejaría de trabajar y me dedicaría a viajar por el mundo. Después de que me cansara de viajar me regresaría a una de mis casas (porque obviamente tendría muchas casas) a disfrutar con amigos, con la familia, siempre estar invitando gente. Creo que así lo disfrutaría… y también tendría una colección de coches. Me encantan los coches y quiero llegar a tener uno de cada tipo…

¿Qué cualidad aprecias más en un hombre? La autenticidad

¿Y en una mujer? Igual… lo que admiro es eso, que sean auténticos

¿La flor que MENOS te gusta? La Gerbera, y creo que mucha gente lo sabe porque es muy raro que trabaje con ella. No me gusta nada. La que más me gusta va cambiando hay veces que me gusta el ave del paraíso luego también los anturios, si ando como en un modo más romanticón las peonías, depende de mi humor…

¿Cuál fue el último libro que leíste? Te lo debo porque tiene años que no leo uno

¿Cuál ha sido tu mejor lección aprendida? Todo pasa por algo y sacarle provecho a las cosas… Verle el lado bueno a todo…

¿Cuál es tu fiesta mexicana favorita? Día de muertos, se me hace una tradición muy linda.

¿Algún podcast que recomiendes? Me encanta Se regalan Dudas, es muy entretenido y la voz de una de esas chavas se me hace como muy amena; y el de Romina Sacre también me gusta mucho, y Romina se me hace una tipaza que aporta muchísimo también ese está muy entretenido, se llama Sensibles y Chingonas

¿Qué don de la naturaleza desearías poseer? Rejuvenecer. Como algunos arboles que se mueren en invierno y después vuelven en primavera súper bellos y llenos de flores, como que te haces viejo, joven, viejo, joven

¿Si pudieras tener una obra de arte de cualquier artista en tu casa cual o a que artista escogerías? De Javier Marín el que fuera me encanta. Uno de sus caballos en mi jardín me parecería increíble.

¿Cuál es tu pasatiempo favorito? Montar a caballo, justo este fin de semana vuelvo y estoy muy contento.

¿Frase, mantra o lema? Tenía una…Dale estilo a tu casa, dale estilo a tú vida. Creo que se presta para todos los espacios, cuando vivimos rodeados de cosas bonitas tenemos una vida llena de estilo y puede ser un estilo completamente personal, todo se vale…Y la otra es que la vida es complicada como para que la compliquemos más, entonces fluir.

¿Cuál es tu ideal de felicidad? Para empezar, tener salud eterna y como que todos los días tener momentos de plenitud… que me pueda sentir pleno minuto a minuto

Una canción que no te cansas de escuchar… 9 to 5 de Dolly Parton me encanta, es buenísima. Me pone de buenas

¿Qué te hace reír? Híjole, creo que las cosas más simples, hay personas que me hacen reír de platicar con ellas. Ahorita encontré una Tik Tok que me mata, me muro de risa de verla. Es una chava que vive en Nueva York, se llama Renata… y me mata de risa, no hace nada o sea plática como muy amena

¿Cuál es el emoji de Whatsapp que mejor te representa? El que más me gusta es el que tiene la babita como que le escurre, ese me encanta y es el que más uso

¿Cómo te gustaría ser recordado? Como una persona que dio todo, no solamente a sus seres queridos, sino a la sociedad, que haya dejado como una huella que me recuerden como inspiración

¿Qué le dirías hoy a tu yo de 20 años? Que se ponga a hacer flores, yo debí haber empezado a hacer flores mucho más chico

Con que animal te identificas Pues los caballos me encantan y por lo mismo que me encantan me quiero sentir identificado con ellos

Antes le gustaba, ahora no…La ropa ajustada, por moda… ahorita no lo soporto me compro dos tallas más grandes

Si mañana pudieras cenar con cualquier persona del mundo ¿a quién invitarías? Con mi hermano

Tu cualidad más valiosa Soy muy empático

Tu peor defecto Lo tendría que pensar porque obviamente tengo muchos… Soy muy empático, pero puedo llegar a ser muy intolerante… creo que no callarme sería un defecto.

1. Día de muertos, su fiesta mexicana predilecta 2. Los coches son su debilidad 3. Se regalan dudas es uno de los podcasts que escucha y recomienda 4. Anturio, la flor que más le gusta 5. Caballo de Javier Marín, la obra de arte que desearía poseer

¿QUÉ PREFIERES?

  1. Whatsapp / llamada telefónica
  2. Arte moderno / Arte contemporaneo
  3. Cocinar en casa / comer en restaurante
  4. Derecha / izquierda
  5. Vivir sin internet / vivir sin sexo
  6. Día / noche
  7. Tequila / mezcal
  8. Dua Lipa / Ariana Grande
  9. Un Tamayo / un Rothko
  10. Juan Gabriel / José José
  11. Don de bailar / don de cantar
  12. Tarde de toros en la México / clásico América-Chivas en el Azteca
  13. Versace / Armani
  14. Netflix & Chill / cine y palomitas
  15. Bailar cumbia / bailar salsa
  16. Tatuaje / piercing
  17. Jennifer Lopez / Beyonce
  18. En un avión: pasillo / ventanilla
  19. El mundo sin viajar / el mundo sin beber
  20. Salsa roja / salsa verde

Cena en mi casa (Calavera)

A mis abuelos Luisa, Güera, Jorge y Alfonso; y a mi Tía Gloria

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Ya estaba todo a punto para el gran día,

por recibir estaba, muy especiales visitas.

Una sola noche a la vida volvían

para comer, brindar y olvidarnos de las cuitas.

 

Desde muy temprano Vicky empezó a cocinar

La probada Lasagna Julita ocurrió preparar.

Con el recetario herencia de Gloria comenzó a guisar…

cuando la occisa por la puerta muy puntual resultó entrar.

 

¡Señora! Le grito Vicky con la cara desencajada

-‘¿Que no te avisaron que venía?’

Le dijo Gloria soltando una carcajada

-‘…pero no que tan temprano llegaría’

 

El segundo en llegar fue Alfonso mi abuelo

Con su puntualidad ‘don de reyes’ se presentó.

Tanto trabajo le costó bajar del cielo

que con ‘limong’ y un tequila se niveló.

 

¡Bienvenido Compadre! A Don Jorge abrazó

-‘¿Qué hacemos aquí? a Morelia deberíamos de ir’

-‘Échate un tequilita, Compadre’, Don Alfonso le comentó:

-‘Para ver a Monarcas perder mejor me quedo aquí’

 

Más tarde Luisa y Güera se presentaron con prisa.

Su vodka y su Petróleo ya estaban en la mesita.

-‘Venimos de la peluquería’ se morían de la risa

Porque en realidad se había alargado la jugadita.

 

Todos en la chorcha estaban cuando La Parca sin avisar tocó la puerta

-¿Que hacen todos aquí si ustedes ya se habían petateado? preguntó

Venimos desde el cielo sin poder rechazar la oferta

-‘A mí ni me vean’, Vicky se sonrojó.

 

-‘Vengo por el tal Emilio, un Arquitecto…

el que organiza todos los días una pachanga o una cena,

me mandaron sus vecinos que lo quieren ver muerto.

¿Dónde estará el infeliz creador de esta verbena?

 

Emilio Alvarez Abouchard, Ciudad de México 2019

Paella Valenciana

‘El punto más cerca de Morelia al mar’ reza el lema de El Anzuelo, el restaurante de mariscos de referencia en la ciudad. Así se prepara la paella que sirven domingo si y domingo también…

Augusto Caire enciende su bocina portátil, se aprieta su mandil ‘de fundidor’ y se corona un sombrero para hacer frente al sol de mediodía. Así comienza el ritual de la preparación de su ya tradicional Paella Valenciana en El Anzuelo, el restaurante de mariscos que fundó hace 30 años con su esposa Silvia Segura en Morelia, Michoacán. El Ingeniero Caire ha preparado la paella todos los domingos desde 1987  y ha sido probada y aprobada por tres generaciones de su fiel clientela que ya comienza a traer a la cuarta: los hijos de los hijos de sus amigos. Es el Día del Padre y habiendo visto a México ganarle 1-0 a Alemania en el Mundial Rusia 2018 me permite observar y tomar notas de la preparación de su famosa creación. No solo para aprender a hacerla, también para dejar constancia escrita del manjar que ha deleitado tantos paladares morelianos durante todos estos años. Augusto enciende la leña con las cajas de madera de los vinos que se decantan en su restaurante y agarra sus palas de madera para iniciar la liturgia. El día del Señor queda inaugurado.

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El Ing. Augusto Caire y su Paella Valenciana

Ingredientes:

Aceite de Oliva

Tocino en trozos pequeños

Pollo en cubos

Cerdo en cubos

Ajo

Cebolla

Pimiento verde en cuadritos

Jitomate Crudo licuado

Chorizo Español en cuadros

Concentrado de Camarón

Caldo de Pollo

Sal de grano

Soya

Condimento ‘Carmencita Paellero’

Azafrán

Ejotes

Jaiba desmenuzada

Almejas en su concha

Arroz ‘impegable’ o ‘precocido’

Camarones

Calamares (Aros y colas)

Mejillones

Chicharos

Pimiento rojo

Modo de Preparación:

El Ingeniero empieza por verter aceite de oliva para nivelar la paellera. Agrega tocino, pollo y cerdo en cuadros y los deja freírse. Mas adelante agrega ajo, cebolla y pimiento verde. Durante algunos minutos se sofríen todos los ingredientes para después  agregar el jitomate crudo y se revuelve. Después incorpora el chorizo español previamente cortado en cuadros de 2cm aprox. Augusto toma perejil deshidratado entre sus manos y lo espolvorea sobre la mezcla. ‘Yo no le quitó nada y todos los ingredientes se cocinan juntos y forman parte del gusto de la paella porque el arroz es el que agarra todos los sabores’. El comentario viene a cuento porque hay quienes preparan la paella por etapas ‘sacando y metiendo’ los ingredientes para su preparación ‘por separado’. Es tiempo de lluvia y Augusto ‘calienta’ la leña debajo del asador ‘para que prenda más rápido’. Miguel Bosé y Carlos Vives amenizan el Día del padre mientras el jefe de los Caire Segura se celebra con su terapia dominical.

Augusto Caire Paella

Augusto agrega la sal a la Paella Valenciana que prepara todos los domingos desde 1987 y se sirve en su restaurante El Anzuelo, en Morelia, Michoacán.

Lo siguiente es agregar el concretado de camarón y el caldo de pollo. Una cerveza Stella Artois bien fría es hoy la gasolina para el Ingeniero que da vueltas alrededor del fogón al ritmo de la música. La proporción de sal es un puño para cada diez personas. ‘Luego la pruebo’ y si se pasa de sal hay que agregar papas y zanahorias crudas en pedazos grandes al momento de tener el caldo porque si no ‘no la salvas’ me comenta. Si el problema es contrario, la sal se diluye en caldo o agua caliente y se agrega a la paella aunque el arroz ya se haya incorporado. ‘Hay que calcular la leña porque si se arrebata es malo y si se ahoga también, y para terminar a la hora de la comida hay que estar pendiente’. Si el fuego llega a sofocarse, hay que darle ‘una soplada’ con lo que se tenga a mano ‘esto sigue siendo como el oficio de bracero’ me dice Augusto que prepara la paella con puntualidad inglesa y termina siempre a la misma hora.

Para agregar el azafrán, el Ingeniero mezcla en una olla: media taza de soya, un sobre de condimento ‘Carmencita Paellero’, un puño de azafrán y una pizca de colorante amarillo huevo para que le de color al arroz sin que quede ‘muy comex’. A la mezcla agrega un poco de caldo de pollo y la pone a fuego hasta el primer hervor, esto con la finalidad de que el azafrán suelte el color. Todo lo que se agrega en el sartén se queda ahí y llegará al plato final, me repite. Después de dejar hervir la paellera cerca de 15 minutos se agrega el menjurje del azafrán y se riega media botella de vino blanco. ‘La paella la estoy haciendo para 40 personas, escalo en dieces’. La proporción de arroz es de 1kg por cada 10 personas, en su caso 1,100gr para prevenirse de que la clientela siempre ordena su paella con más arroz.

Para gustos hay colores y para paellas hay cocineros. Pero la del Anzuelo es personalmente especial,  pues Augusto ha perfeccionado la versión que aprendió de mi abuela María Luisa Miaja Isaac hace más de treinta años. Durante todo este tiempo de paellero el Ingeniero ha visto y ha sufrido de todo.  A propósito del azafrán, me platica la anécdota de la ocasión que agregó al sartén un colorante equivocado. El arroz le salió naranja y él, ni tarde ni perezoso salió al paso argumentando que los pistilos de azafrán se los habían traído de Grecia pero el sabor era el mismo. Efectivamente los comensales se comieron sus raciones sin mayor aspaviento y la paellera quedó vacía como todos los domingos.

Augusto mete una cuchara y prueba de sal. Agrega los ejotes y el resto de los concentrados. ‘Cuando empecé le ponía jaiba entera: una panza o una tenaza y pasaba pinzas a los comensales, pero no se la comían’. Lo que hace ahora es agregar la pulpa de jaiba antes de agregar las almejas en su concha. Después tira el arroz y lo distribuye con las palas de madera (reserva un poco para el final). El Ingeniero espolvorea los camarones y las colas de calamar. ‘Acomodas el arroz y ya no le mueves’, solo le proporciona ‘una arregladita’ para mezclar enseguida unas Almejitas Baby que vienen en lata y refuerzan el sabor de las almejas. ‘Dejé unos cuantos camarones para la segunda tirada de arroz’, me alecciona. Si el fuego se arrebata hay que sacar algunos leños. Agrega más tarde algunos calamares en aros ‘de los que se usan para los calamares anzuelo’ y después acomoda estratégicamente los mejillones, cuidando que no estén rotos y en caso de así sea, se tiran en la paella ‘encuerados’.

En la recta final de la paella, Augusto tapa la paellera para que recircule el vapor. La proporción de caldos es de 4-5L para la cantidad de arroz, es decir un litro por kilogramo más o menos. Probamos el arroz y todavía le hacen falta de 5 a 10 minutos con lo cual vuelve a tapar la paella. Los chícharos se pueden agregar cuando tiene un poco de caldo o al final para decorar junto con los pimientos rojos previamente sancochados en aceite de oliva que le dan el toque de color al platillo. La Paella Valenciana queda lista y la culminación del ritual es el último trago que le da a su ‘cervecita’. El Ingeniero lleva 31 años preparando su paella cada ocho días. Sea acompañado de un tequila, un mezcal o una cerveza ni el fútbol dominical lo distrae para cocinar cada domingo.  La preparación ha terminado, se prueba y se dice mmmmm.

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Aspecto final de la Paella Valenciana de El Anzuelo

De puertas para adentro

Texto publicado en el libro:  Herrera Cornejo, Arturo, 2017, ‘Alfonso Alvarez Barreiro, Un Empresario del Siglo XX en Michoacán’, Morelia, México, Morevalladolid.

Cuando mi abuela Luisa, la mujer de Don Alfonso Álvarez Barreiro, decidió escribir el libro de su vida lo primero que hicieron sus hijos Alfonso y Emilio fue regalarle una computadora. En el estudio de la casa de mis abuelos, Doña Luisa pasaba su tiempo aprendiendo ‘computación’ y poniendo por escrito su infancia durante la Guerra Civil Española, su adolescencia mexicana en el exilio y su vida adulta al lado de mi Abuelo en la ciudad que adoptaron como propia: Morelia. La ‘Maestra Miaja’, activa e inquieta, se dedicó con ahínco a recopilar información para sus memorias en una época en la que el internet interrumpía la señal del teléfono y servía máximo para mandar correos electrónicos. Con la ayuda de su hijo Alfonso, mi abuela se creó una cuenta de hotmail y a través de ella intercambiaba mensajes con algunos habitantes de su natal Melilla quienes le enviaban imágenes recientes de la ciudad, fotos de su casa de veraneo, pormenores de la cárcel donde estuvieron presos y otros datos generales que fueron llenando las páginas de su libro ‘Sombras y luces del ayer: Éxodo de recuerdos’ editado en 1999. La conexión que tuvieron madre e hijo era evidente: ella se entretenía recordando su vida y él se interesaba por los detalles de la Guerra Civil en España desde la perspectiva de una sobreviviente. El resultado fue nada menos que entrañable.

Mi Abuelo en cambio, que fue muy hábil para escribir (se le puede leer en algunas semblanzas en los periódicos del Club Rotario de Morelia), no dejó un testimonio escrito de su periplo y su trayectoria es digna de reconocerse. No solo por su activismo social y su actividad empresarial; también por su promoción al deporte y al desarrollo urbano de Morelia; y por las diversas actividades y proyectos en los que participó con notable liderazgo.

La idea original fue de mi Tío Alfonso y con la inquietud heredada, una vez más, los hermanos Álvarez Miaja se dieron a la tarea de poner por escrito la vida de su padre. La voluntad de ellos y la exhaustiva e interesante investigación del historiador Arturo Herrera Cornejo nos permiten entonces a través de las páginas de este libro adentrarnos en la vida pública de un moreliano por adopción que llegó para quedarse y se ganó un lugar dentro de la historia de la ciudad. Pero la huella que dejó este hombre abarca mucho más que lo que se vivió de puertas para afuera. Mi Abuelo Alfonso fue además la cabeza de su familia, líder entre sus amigos, sabio consejero y un gran maestro cuyos ejemplos y consejos han trascendido en quienes convivimos con él.

Alfonso Álvarez Barreiro nació rumbero y jarocho en el Puerto de Veracruz. A esa ciudad habían llegado sus padres ‘con una mano atrás y otra adelante’ procedentes de Galicia. A diferencia de otros españoles (llegados algunos años más tarde a causa de la Guerra Civil) la familia Álvarez Barreiro había venido a ‘hacer la América’, un término bien conocido entre gallegos y asturianos cuyas familias vinieron a México a principios del siglo XX desde luego a trabajar, pero primordialmente a buscar un mejor futuro. Alfonso, hijo de dos aldeanos de Loña del Monte, aprendió de ellos la cultura del trabajo y de sus hermanos la constancia y la perseverancia para salir adelante.

La situación que vivía su familia lo llevó a trabajar desde muy joven. Primero lo hizo en una panadería y después en un banco. De todos sus empleos aprendió y en todos destacó, pero hubo uno que recordaba con más determinación. A los 20 años se fue a trabajar a Houston, Texas alentado por un primo que vivía allá. Al cabo de unos meses su desempeño fue mejorando y comenzó a hablar inglés, con ello se ganó un ascenso dentro de la empresa aunque existían otros factores por los que ocurrió. Nunca le habían creído que era mexicano por su color de piel y en aquel momento ya estaba listo para liderar a sus compañeros de quienes había aprendido: un grupo de obreros entre los cuales había varios de raza negra. De puertas para afuera nunca platicó ese detalle ni otro que concretó su regreso expedito a México: Estados Unidos peleaba la Segunda Guerra Mundial, su ejército necesitaba refuerzos y los reclutamientos eran constantes en ésta y en otras fábricas de la ciudad.

Las páginas de este libro desdoblan las andanzas de un personaje valiente y responsable al que no se le cerró el mundo y supo sobreponerse a su circunstancia. Mi Abuelo se forjó un porvenir contradiciendo los augurios y rompiendo los moldes de su propia familia: se casó con María Luisa hija del General Miaja (aun cuando en su casa le dijeron que no estaba a la altura para contraer matrimonio con la hija de un militar de la Republica Española de tal rango); se emancipó de sus hermanos para tener su muy modesto pero propio negocio en la Ciudad de México; y más adelante dejó su patrimonio en la capital del país para buscar nuevos horizontes en el estado de Michoacán. Los pasos que dio Alfonso Álvarez fueron siempre firmes y sobre el camino del éxito.

A Morelia llegó para establecer la Distribuidora Michoacana de Automóviles. Y aunque ésta era una tierra desconocida para él, no lo era tanto para Fernando Rodríguez Miaja (el primo de mi abuela y esposo de su hermana Pepita). Con su concuño se asoció para arrancar el negocio con matriz en la capital y una sucursal en Uruapan. ‘Ya llegó Rockefeller’ murmuraban los cafeteros de ‘El Panal’ cuando arribaba el Ing. Rodríguez Miaja a tomar café en el extinto local de la Avenida Madero. La razón era que el coche de mi Tío, un Lincoln color negro de amplias carrocerías, no se veía muy seguido por estas calles. Al cabo de algunos años mi Abuelo se quedó como único propietario de la distribuidora pagando ‘religiosamente’ hasta el último centavo del valor de sus acciones a mi Tío Fernando y la relación que tuvieron perduró conservando el respeto y la amistad. ‘La única discusión que tuve con tu Abuelo fue por un partido de futbol’ recuerda siempre mi Tío.

‘Quien tiene un amigo tiene un tesoro’ y para mi Abuelo existían pocas cosas más importantes que la amistad. En una ocasión me preguntó que si yo practicaba algún deporte; a mi respuesta negativa replicó con un consejo: ‘escoge un deporte (el que tú quieras) y dedícate para que hagas un buen grupo de amigos’. Alfonso Álvarez Barreiro tuvo muchos y muy buenos de ellos. Con algunos se juntaba para realizar proyectos altruistas y con otros para hacer negocios; con unos se reunía para hablar de política y con todos se juntaba ‘a tomar la copa’. Hubo un grupo muy especial que le dio grandes momentos de satisfacción y alegría: junto a algunos de sus compadres y otros allegados formaron una directiva con el objetivo de hacer que el equipo de futbol de la ciudad, el Atlético Morelia, subiera a la primera división. Con ese nombre bautizaron ellos mismos el referente histórico de lo que hoy es Monarcas Morelia y hasta promovieron (y lograron construir) el Estadio Morelos. Todos sus amigos fueron parte fundamental en su vida y él se dedicó a cultivar su amistad.

Don Alfonso era un hombre serio, de mucho carácter y a la hora de cumplir había que hacerlo de manera exacta. ‘La puntualidad es don de reyes y virtud de caballeros’ nos adoctrinaba mi Abuelo que tenía poca paciencia y pecaba de ser puntual. Y así como lo hacía de puertas para adentro influía también en sus trabajadores y hasta en su círculo de amistades. Pero ese no era el único rasgo de educación que lo caracterizaba. Era un hombre de mundo, formal, aseado, reservado y muy cortés. Evitaba decir malas palabras y desestimaba a los hombres que no se rasuraban diario. En los restaurantes saludaba estrictamente descendiendo casi nada la cabeza ‘aunque se apersonara la mismísima Elizabeth Taylor’ y se ceñía con rigor a una de las recomendaciones que El Inválido le da a Andrés antes de partir en el poema de Antonio Plaza: ‘…de todos piensa muy mal; pero habla muy bien de todos.’

Al lado de María Luisa Miaja Isaac, Don Alfonso formó su familia y tuvieron cuatro hijos: Patricia (q.e.p.d.), Gloria, Alfonso y Emilio. De sus matrimonios con Manuel Bartlett, Olivia Abraham e Ybett Abouchard respectivamente nacimos seis nietos: León Manuel, Alejandra, Olivia, Natalia, Alonso y yo. La casa de mis abuelos fue siempre el centro de reunión: los sábados para tomar el aperitivo en el bar, los domingos para comer la familia al completo y los fines de año para celebrar la navidad. Todas las reuniones giraban siempre en torno a la comida, el vino, el futbol y la música que ponía mi Abuelo. De algunas de ellas salieron viajes inolvidables y de todas grandes enseñanzas que me han formado y atesoro con profunda admiración.

Estoy convencido que el interés que suscitará este libro se extenderá más allá de quienes conocimos a mi Abuelo de puertas para adentro. Tan solo en el estricto sentido de la narración de sus más de 90 años de vida entrelazados con la historia del desarrollo de Michoacán; pero más por los logros y las metas conseguidas por una persona tan activa y exitosa. Don Alfonso destacó más allá de su actividad profesional principal como lo fue la distribución de vehículos de diferentes marcas en el estado de Michoacán y llegó a ser un actor principal en el desarrollo urbanístico, social, deportivo, empresarial e industrial realizando con éxito proyectos en pro de los habitantes de la ciudad y del estado. Con la misma responsabilidad que lideró el Club Rotario de Morelia y la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automóviles (AMDA), asumió la presidencia del equipo Atlético Morelia; y con el mismo compromiso que impulsó la construcción del Estadio Morelos, promovió la creación del Club Campestre de Morelia.

Hubo un tiempo no muy lejano en que al menos media Morelia conocía a Alfonso Alvarez Barreiro. ‘El hombre no es de donde nace, es de donde pace’ decía él mismo. Y ‘Don Alfonso’ como era conocido y reconocido en Morelia, llegó a esta ciudad no solo para trascender en la vida profesional, si no para destacar en todos los ámbitos en los que se hizo presente. Tan necesario es el testimonio como importante es su ejemplo. Cuando conocí a mi Abuelo él estaba en el último tercio de su vida y yo era todavía un mequetrefe. Conforme he crecido, cada refrán, cada frase y cada consejo es más atinado; y conforme ha pasado el tiempo me he dado cuenta que la congruencia con la que vivió es digna de aplaudirse. En la vida de Don Alfonso, las puertas eran de cristal.

Emilio Alvarez Abouchard

Morelia, Michoacán, 2017.

La Salzburgo de América.

(Artículo publicado en Artes y Vida del Diario Provincia noviembre 2014)

26-Festival-de-Música-de-Morelia-Miguel-Barnel-Jiménez


Como es ya del dominio popular, las citas culturales que suceden en nuestra señorial Morelia se han consolidado no solo a lo largo y ancho del territorio mexicano: la proyección internacional que han logrado varios de nuestros famosos festivales ha sido un trabajo enormemente plausible que ha posicionado nuestro estado como un referente cultural más allá de nuestras fronteras. Desde su creación, los eventos estelares del calendario suceden en otoño y son: el Festival Internacional de Órgano de Morelia, el Festival Internacional de Cine de Morelia y el Festival de Música de Morelia los encargados de auspiciar la nutrida ‘Temporada de festivales’ en la capital del estado de Michoacán. Junto a su equipo de colaboradores, Verónica Bernal funge como anfitriona de la edición XXVI del Festival de Música ‘Miguel Bernal Jiménez’ con la creación del Coro de la Transformación, una agrupación sui generis con sede en Jesús del Monte y un programa tan diverso como extenso en el que músicos mexicanos alternan con sus homónimos extranjeros habituales.

Miguel Bernal Jiménez, moreliano de nacimiento, se consagró como músico durante la agitada época post-revolucionaria. Su ideología no fue impedimento para desarrollar una prolífera carrera académica y profesional. Lo mismo tocaba el órgano en la Catedral que dirigía a los Niños Cantores de Morelia; el coro que creó hace más de medio siglo en el Conservatorio de las Rosas.  Promotor incansable de la música, Don Miguel compuso música litúrgica y para escena, himnos, sonatas, sinfonías y villancicos de navidad; y ostentó los títulos de Doctor en Canto Gregoriano, Maestro de Composición y Concertista de órgano.

La creación del Festival Internacional de Música supuso un homenaje propuesto por su estirpe para hacer perdurar el legado de Bernal Jiménez, pero sobre todo (me atrevo a afirmar) para continuar con su incansable misión de crear y difundir la música por todo el mundo. Inspirados en el Conservatorio de las Rosas (el más antiguo de América) los géneros de música interpretados en los escenarios del FMM han sido tan diversos como los formatos de los conciertos celebrados. Orquestas, filarmónicas, grupos, tríos y solistas han emocionado a tantos con sus notas en nuestra autóctona Fête de la Musique.

Entre los músicos más famosos que han visitado nuestra ciudad El Cigala ha sido uno de los que más controversia ha causado. España era el país invitado en de la edición XIX y el numero más esperado era el del cantaor madrileño en la Plaza Valladolid. Con lleno total y un cielo que anticipaba lluvia, el interprete de Lagrimas Negras tardo casi una hora en salir al escenario montado a los pies de la iglesia de San Francisco, pues su superstición de gitano le impedía ser alcanzado por las gotas de agua.

Con el coro de los Niños Cantores de Morelia como referente, el Festival y la asociación Jóvenes Mexicanos en Movimiento A.C. crearon este año el Coro de la Transformación ‘Miguel Bernal Jiménez’ . La agrupación conformada por niños oriundos de la localidad de Jesús del Monte cuenta con 109 integrantes que conforman orquesta y coro. Todos y cada uno de los participantes del grupo son instruidos por profesores de música y son regalados de un instrumento que aprenden a tocar en sus clases extracurriculares. La música es el pretexto y el medio de los creadores que pretenden ‘crear buenos ciudadanos que sean capaces desarrollar sensibilidad, disciplina y perseverancia’.

Consagrados músicos de Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Finlandia, Alemania, Rusia, Argentina, Suiza, Rusia y Polonia estarán presentando sus acordes este año junto a la Orquesta Sinfónica de Xalapa, el Grupo Segrel, Guadalupe Pineda, el Coro Promúsica, Alejandro Escuer, la Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro Suma de Voluntades y por supuesto los Niños Cantores de Morelia. Con Actividades Paralelas, Clases Magistrales y Conferencias; el FMM se complementa para presentar un programa extenso en un formato especial dividiendo el contenido en tres fines de semana consecutivos para la edición que arranca el día de hoy y finaliza el 20 del mes en curso.

Veintiséis años son ya desde que comenzó este homenaje al apodado ‘Arte de las musas’ en el que la difusión de música de todo el mundo por estos lares respalda el trabajo de los que hacen realidad esta importante cita. Los esfuerzos por presentar un programa variado y sobre todo interesante se conjugan este año con los esfuerzos por ayudar a ‘transformar’ a los habitantes de una zona que se encuentra prácticamente en Morelia a través de la música. Es gracias a ellos y a todos lo que organizan las no pocas citas culturales que se llevan a cabo en nuestra ciudad, que (sobra mencionar) Morelia se ratifica como referente cultural indiscutible a nivel mundial y sus habitantes nos sentimos orgullosos de ella. Disfrutemos un año más de esta enriquecedora edición y deleitémonos con los acordes que comienzan ya a retumbar por nuestros rincones.

Sígueme en twitter: @ebuenavida

Morelia, de cine.

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Hace doce años comenzó en nuestra ciudad el rodaje de una historia llena de éxitos. La visión global de Alejandro Ramírez; el espíritu creativo de Cuauhtémoc Cárdenas Jr. y el profundo conocimiento de Daniela Michel han sido los detonantes para, junto a un nutrido grupo de colaboradores, materializar este guion que se escribe con tinta indeleble en la historia de Morelia. El Festival Internacional de Cine de Morelia arranca hoy su décimo segunda edición y lo hace rodeado de una gran expectativa y de los vítores habituales.  Si las inaceptables conductas de nuestros políticos han sido de película, la muestra mexicana de cine más importante a nivel internacional es la ocasión perfecta para demostrar que en nuestro estado hay mucho más de lo que se proyecta en el mundo entero.

Con dos ciudades patrimonio como sedes para la magna celebración, Morelia y Patzcuaro recibirán a lo más granado de la comunidad cinematográfica internacional quienes se daran cita estos días para apreciar no solo cortometrajes y largometrajes extranjeros: el trabajo de cineastas michoacanos será reconocido, como todos los años, a través de la Sección michoacana y el Concurso Michoacano de guión de Cortometraje.

Para la función inaugural y casi como acto de superstición, el segundo del segundo lustro repite la fórmula del año anterior: Director Mexicano + Actores de Hollywood. Alejandro González Iñarritu llega hoy con Birdman a las salas de Plaza Morelia de la mano de Michael Keaton y Edward Norton. La película del ‘Negro’ abrió también la Mostra de cine de Venecia este año tal como lo hacía Cuarón y su Gravity el año anterior: en La Ciudad de los canales y en La Ciudad de la cantera rosa. Para no parar con las coincidencias, Emmanuel ‘El Chivo’ Lubezki, quien igualmente se encargó de la fotografía de la multipremiada  película de Alfonso Cuarón,  encabeza la Dirección de fotografía de esta, la primera proyección del FICM. Dos directores, dos películas, dos ciudades y dos festivales que podrían converger en el máximo galardón de la inductria cinematográfica el año entrante ¿será?

Birdman es la historia de un actor (Keaton) que quiere dejar atrás su fachada de superhéroe que le dio fama por la interpretación del titán que da el título a la película. El otrora -hombre pájaro- adapta un cuento de Raymond Carver, ‘De qué hablamos cuando hablamos de amor’, en una producción de Broadway poco exitosa que pretende ser su homenaje al escritor, a quien conoció en sus juventudes. Sus anhelos de honrar a Carver, quien lo alentó en sus inicios, lo llevan a contratar un actor de Hollywood como coprotagonista (Norton) para mantener a flote un barco que parece hundirse junto con sus relaciones sentimentales.

Por la alfombra roja del Festival de Cine han desfilado decenas de concebidos personajes de la industria quienes junto con los que nos hemos sentado en las butacas de Cinepolis, han disfrutado de inolvidables proyecciones. Los invitados de honor este año son Juliette Binoche, Amos Gitai, Pawel Pawlikowski y Pierre Rissient. Actriz, Director, Cineasta y Promotor; todos ellos se codearán con los habitués que año con año se deleitan con el cine, la gastronomía, las calles y los extraordinarios monumentos que engalanan nuestra ciudad. Si el FICM está a la altura de viejos y consagrados festivales como Venecia, Toronto, San Sebastián y Cannes (con el que además colabora en la Semana de la Crítica) nuestra ciudad no es la excepción. Morelia es la gran anfitriona de este y otros festivales culturales de talla internacional que no ha decepcionado ni a los creadores de la cita, interesados en que los convidados disfruten tanto de la ciudad como lo hacen del séptimo arte.

Celebremos pues, una vez más, esta manifestación de cultura, arte y talento. Una celebración en la que el cine es el pretexto perfecto para demostrar las buenas prácticas de tantas personas valiosas y que nos da motivo para seguir creyendo en nuestro estado y en nuestra ciudad. Este extraordinario evento de ancho calado servirá, no solo para intentar borrar las intolerables escenas que hemos visto pasar en lo más alto de nuestras administraciones, si no para promocionar y sentirnos orgullosos de nuestra regia Morelia. Cantemos “México lindo y querido” compuesta por nuestro paisano Chucho Monge, a quien se rinde tributo esta edición , y disfrutemos de nuestra hermosa ciudad, tan excepcional que pareciera que solo existe en el cine.

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(Artículo publicado en Les habitués de FC Gente con Estilo del Diario Provincia, 20 octubre 2014)

Maestro con M de Morelia.

(Artículo publicado en Les habitués por Emilio Buenavida en el suplemento FC Gente con Estilo del Diario Provincia #420 17 de enero del 2014)

Alfredo Zalce y sus bailarinas

Alfredo Zalce y sus bailarinas

Hace 106 años que Alfredo Zalce abrió sus ojos por primera vez en la región sur del lago de Pátzcuaro. Fueron sus observaciones las que, a través del tiempo, nos han permitido a tantos conocer y reconocer los exquisitos paramentos y valores culturales de nuestra tierra. Sus insuperables interpretaciones de lo cotidiano se unen a los usos y costumbres de nuestros paisanos y a los aires de un México post-revolucionario para retratar sus sentimientos y los pasajes de su vida. Sus coloridas pinturas, estilizadas esculturas y conmovedores grabados, nos han hecho gozar, reflexionar y sonreír a quienes nos conmueve su trabajo.

Aquellos afortunados que tuvieron el privilegio de convivir con el Maestro son inminentes testigos de su eterno compromiso con el trabajo. Fue el perpetuo matrimonio que sus manos mantuvieron con el lápiz lo que lo llevo a participar en la escena principal de una obra dirigida por José Vasconcelos, cuyo reparto de primera línea incluía nombres como el de Diego Rivera, con una nación que educar como telón de fondo.

Alfredo Zalce Torres regresó a territorio purépecha a mediados del siglo XX después un largo peregrinaje por la Ciudad de México y la península yucateca. Habiendo participado en diversos colectivos educativos (como maestro de primaria y en las Misiones Culturales) y artísticos (LEAR, TGP) en pro de la enseñanza en México, el calificativo de maestro lo llevaba pintado en el lienzo de su biografía. Zalce llegó a Morelia en 1950 para establecer definitiva residencia en la concurrida Avenida Camelinas y fundar, en esta misma dirección, la que sería su última morada y un taller de especial carácter.

Su estética cubista le valió para retratar tanto objetos como paisajes (Casa del cerro, 1975), personas y animales (El Gallo, 1979), y oficios y disciplinas (Adoberos, 1979), fascinando a tantas y tantas personas con su trazo y colorido. Zalce recurrió a los grandes nombres de las vanguardias europeas para crear un lenguaje propio e interpretar sus imaginarios a través del colorido de Matisse; retratar sus vivencias y costumbres en grandes lienzos como lo hiciera Chagall; y esculpir sus jocosas bailarinas con el gesto de las Señoritas de Avignon que pintara Picasso.

Don Alfredo encontró inspiración en cada persona, en cada rincón y en cada oficio que conoció. Dignificó siempre a los indígenas y enalteció la belleza de la mujer en la mayoría de sus trabajos. Su extensa producción no se limitó a la pintura y la escultura: el virtuoso artista exploró en terrenos tan diversos como la joyería, la cerámica y los tejidos, pasando por el grabado y la litografía. Un creador multidisciplinario cuya bandera era la humildad y no poseía ningún empacho en aprender de sus alumnos en un excepcional taller de puertas abiertas. Así, sus siempre queridas alumnas se convertían en sus musas, colaboradoras y, en algunos casos, hasta instructoras. El consagrado mentor, cuyos alumnos y admiradores con gran cariño y profundo respeto se referían a él como El Maestro, heredó sus conocimientos a un sinfín de personas y formó una cantidad importante de artistas de gran proyección, incluyendo nombres como el de Juan Torres, Gerónimo Mateo, Mara, Mizraím Cárdenas, entre muchos otros.

Impulsor de causas sociales, inquieto educador del pueblo, artista multifacético y enamorado de la figura femenina, Zalce dejó un legado artístico invaluable y un cúmulo de personas que lo recuerdan con especial afecto y admiración. Hace 11 años que el Maestro cerró sus ojos en esta ciudad para dejar de mirar y, aunque a muchos nos encantaría pasar por su cochera y volver a encontrarlo leyendo el periódico, o circulando por las calles en su antigua Brasilia, aquellos amigos, y sus admiradores, nos quedamos con lo más vivo del Maestro: su obra.

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El primero del segundo lustro.

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Con bombo y platillo arrancó el fin de semana anterior la mexicana cita con el séptimo arte. La señorial capital del estado de Michoacán se vestía de manteles largos para recibir a lo más granado de la comunidad cinematográfica internacional. Alfonso Cuarón apadrinaba el primer festejo de la segunda década del consagrado Festival Internacional de cine de Morelia con Gravity. Alejandro, Daniela y Cuauhtémoc, los flamantes creadores de la célebre eventualidad, daban el pistoletazo de salida mientras el aclamado director agradecía la proyección de su cinta en salas. El capricho de Cuarón fue atinadamente concedido y la ceremonia de inauguración tomó lugar en un entorno que no era el habitual. El cacareado largometraje protagonizado por dos de los más conocidos rostros de Hollywood comenzaba con retraso en distintas salas de Cinepolis Plaza Morelia el viernes por la tarde. Obra de Manuel Rocha (padre del arquitecto Mauricio Rocha), el teatro José María Morelos y Pavón ha sido sede de anteriores ceremonias de inauguración, verbigracia la de la décima edición. El estreno de ‘No’ del chileno Pablo Larraín se proyectaba por todo lo alto con Gael García como actor principal de la cinta e indiscutible protagonista del evento en un no muy lejano 2012. El recinto teatral se ha convertido en el sitio oficial de la proyección inaugural de un festival  cinematográfico de talla internacional. Los asistentes a la primera proyección del FICM disfrutamos de Gravity con los lentes bien puestos en formato 3D. Las profecías se cumplían al transcurrir de las imágenes de Sandra Bullock flotando en el infinito. Como apuntaría Carlos Boyero, la película nos tenía en una ‘tensión de primera clase’. No era solo el descontrol de los cuerpos oscilando en gravedad cero lo que nos ponía al filo del desespero; las inmejorables interpretaciones de la talentosa Bullock y el magnífico George Clooney nos obligaban a acompañarlos en su incertidumbre por sobrevivir y su angustia de regresar a salvo a la vida terrenal. La ansiedad se apersonaba constantemente durante la hora y media de proyección. Mientras los astronautas fluctuaban en un abismo espectacular incorrectamente proclamado ‘espacio’, los cinéfilos nos afianzábamos más a la butaca. Los límites del infinito son inexistentes y los cuerpos quedaban constantemente a la deriva dejando como estela un resquemor poco habitual entre los que gozábamos de la epatante función. Fue el desconcierto mismo que nos hizo perder uno de los cabos de la historia.  El cortometraje de Jonás Cuarón se proyectaba acto seguido de los créditos del largometraje de su padre como parte de la historia de la cinta. La aclamada película escrita por el clan Cuarón (padre e hijo) había sido presentada en otras importantes citas de la gran pantalla. San Sebastián acogió de maravilla la película de los mexicanos y la 70 edición de la Mostra de Venecia abría su ciclo con Gravity y sus protagonistas. Tanto allá como aquí la aceptación fue rotunda y los augurios se han ido cumpliendo uno detrás del otro. Ya con la luna a cuestas, puntual arribaba la concurrencia al coctel de inauguración en el insuperable Palacio de Gobierno de Michoacán. La colorida y tradicional Danza de los Viejitos abría la pista de baile colocada en el patio principal del palacio. Bajo la mirada atenta de los revolucionarios de Zalce, los jocundos acordes de la fémina al torno ponían a bailar a los trasnochados cinéfilos. El ánimo nocturno se extendió hasta la tarde del día siguiente con el arribo de una escuálida estudiantina que se paseaba por los portales de la otrora Calle Real de Morelia. El abarrotado corredor compartía viandantes con una concurrida Cerrada de San Agustín. Javier Marín hace uso de este espacio para ponerse a tono con Alfonso Cuarón. Una tercia de colosales cabezas de bronce parece haber caído en la mitad de la ciudad imitando el gesto de la capsula de la Dra. Ryan Stone. El artista lanza el contrapunto poniendo por manifiesto el efecto de la gravedad que el director desafiaba para rodar su película. El emocionante gesto de las habitables esculturas nos generaba, como lo había hecho Gravedad, un sinfín de sentimientos. El encuentro de las artes y  de viejas amistades en un entorno inmejorable, nos conducían al éxtasis mientras chocaban nuestras copas. Por el cine, por el arte, por los amigos y por la ciudad de la cantera rosa.